TURISMO PRIEGO DE CUENCA

CONVENTO "EL ROSAL"

VISITA GUIADA A PRIEGO

martes, 27 de abril de 2010

DIEGO JESÚS JIMÉNEZ. FLLIC. DE CASTILLA-LA MANCHA


El nombre de PRIEGO, esta llegando lejos gracias a la "poesía" de DIEGO JESÚS JIMÉNEZ, y es que hay noticias, como esta, que a uno le producen gran EMOCIÓN de tener un paisano "TAN IMPORTANTE Y TAN ADMIRADO EN OTROS LUGARES".



Diego Jesús Jiménez, homenajeado en varios Institutos Cervantes

Los institutos Cervantes de Mánchester y Leeds celebraron el día del libro con un homenaje al poeta Diego Jesús Jiménez.

El acto se inició con una semblanza de Diego jesús Jiménez- (1942-2009) a cargo de la directora del instituto Cervantes de Mánchester, Yolanda Soler Onís, que a continuación leyó una elegía dedicada al poeta de Manuel Rico, escritor y amigo íntimo de Diego Jesús Jiménez. La conferencia de Juan José Lanz, supuso un exhaustivo análisis de la obra del poeta, con una lectura comentada de los poemas más representativos de un autor con una de las trayectorias más singulares y significativas de la segunta mitad del S.XX en la poesía española
Se trata de un autor para el que la poesía comprometida es aquella que " a través del tiempo deja constancia de su época" y en la que la intimidad se construye en una relación dialéctica con la Historia.
Las imágenes proyectadas, de distintos momentos de la vida del poeta - fotografiado con su mujer Társila Peñarrubia, y otros amigos escritores- intercaladas con otras de los espacios de Priego de Cuenca -tierra siempre presente en su obra,- ilustraron un emotivo acto conmemorativo del Día del Libro en los Institutos cervantes de Mánchester y Leeds



RIO ESCABAS

En sus riberas silba
la luz fría del alba en la serpiente, y habitan sus palacios venenosos las víboras.
Lo recuerdo en los huertos
de la hoz, levantando
sus gozosos altares; o en sus púlpitos verdes
donde los lirios, solos, sobre los zopeteros, se incendian en las aguas
rodeados de espadas vegetales y sombras.
En él arden la zarza y el espino, mañanas con las flores
que de niños pisábamos. Nos dejaban sus aguas
el húmedo silencio de las alfarerías
y las fuentes; lo subían al pueblo nuestros ojos mojados. ¡Oh,
río que al recordarlo se detiene
en aquella mañana cuando, junio, radiante, desnudaba
los cuerpos más hermosos y, a escondidas, olíamos sus ropas
pues en ellas quedaban, todavía, los cuerpos,
tibiamente encendidos por secretos aromas!


D.J.J.

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